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“SI OYERAS QUE LUCA MONZANI SE PREGUNTA DÓNDE VA ES QUE SU TRAZO HA LLEGADO HASTA TI”, de Javier Alarcón

Para poder decir que has conocido a alguien desnudo aunque sea de cintura para arriba primero has de poder decir que has conocido a alguien.
Y cuando el desnudo es la mejor metáfora de encuentro que te ofrece la vida, entonces todo es más fácil, todo es como debe ser.
El camino con Luca y con el reconocimiento de su arte ha sido está siendo todos los días siempre al revés, de su persona a su arte.
Y no es fácil conocer a un hombre desnudo sin haberle reconocido previamente en tanta obra y en tanta vida.
Con el maestro Monzani me pasa lo mismo que con Luca. Su trama no es la de cogerte la mano desnuda para que veas lo que pinta, es la de que tú veas lo que él quiere que no veas. No es la de que admires su obra terminada, es simplemente que tú mismo la termines. Creo que él empieza el apunte y yo lo termino en casa.
Un día vi un caballo en un toro de MONZANI.
Otro día, paseando por uno de sus patios de Palma, vi una mujer denuda en uno de sus faros.
Es lo que tiene la transgresión desde que no necesitamos el pensamiento para evaluar el arte, desde que el arte pasa todos los días por delante de mi puerta.
Me río cuando mi hijo Javier me pregunta si el arte de Luca es transgresor, y le digo que mi caballo que ahora es camello no es una transgresión sino la culminación de lo que hace.
¿Transgresor, Monzani? La transgresión es hoy el cadáver de lo que fue la idea, el cuerpo frío donde puede palparse su bulto, porque la transgresión no vive en ninguna de las cosas que alguien dijo que eran transgresoras.
No es hoy el trazo, ni la mujer desnuda y vaginal, ni siquiera el hombre anal. La transgresión es la interacción entre el que crea y el que diagnostica, entre Dios y el hombre, está en el que si quiere termina de crear el arte.
Le digo entonces a Luca que su pintura no es suya, ni mucho menos del acaudalado espíritu que acaba de pagar por ella, y sonríe transgrediéndome.
Salgo a la calle y oigo que Monzani es un transgresor porque, parece ser, donde antes pintaba toros desnudos ahora pinta Notre Dames asticinas. Bien pensado, creo que siempre anda pintando incendios marinos.
Sólo leo de los artistas lo que ellos escriben de sí mismos, por eso sé que Luca no está en lo que pinta sino en lo que tú pintas por él desde él. Si la mayoría de los artistas sirven el plato a su personal punto de cocción, Luca no necesita finales en sus trazos porque su arte lo terminas tú, porque él empieza a la mujer desnuda y tú la terminas en su mente. Monzani asexual de su obra inicia el cortejo para que tú la corones.
La transgresión del arte en cualesquiera de sus manifestaciones es la interacción, es hacer que el artista sea menos artista permitiendo que el receptor de la obra se encargue de poner la última cláusula, el último fuego de la aguja. No es el expresionismo, no es poner el clavo en la pared, no es la sinfonía inacabada, eres tú.
Y si la transgresión es lo que no se ve, Luca va en la dirección adecuada desde que nació.
No es que su arte insinúe, es simplemente que no busca que tú veas, es únicamente que inventa lo que no se ve para que tú veas lo que no ves.
Y es ahí en lo que no ves donde nace lo que somos cada uno en su obra.
Lo que siento de mí en mi amigo.
La conclusión a tanta posibilidad como aquella primera en bañador es simple: ver su arte en lo que esconde y poder vivir lo que él vive sin que puedas darte cuenta.
Ese es el camino. Y si lo ves, si puedes sentirlo en este mismo instante, es que también estás desnudo de cintura para arriba.
Vívelo donde vayas